jueves, 2 de abril de 2009


Bodegón, de Luis Meléndez



La temática del bodegón y la del paisaje, entre otras, también tienen un mensaje ideológico de tipo social. En este caso, no se trata de representar físicamente al personaje, como en el retrato, sino que el artista, llevado por cierto grado de sofisticación intelectual- más que por un autentico deleite artístico-, lo utiliza como una demostración de su preferencia superior por los originales artísticos.

Por lo regular, tales reproducciones fotográficas de la realidad, la copian, sin llegar, desde luego, a igualarla o superarla, en un sentido plástico relevante. Sin embargo, como hemos explicado antes, gracias al talento del artista, este tipo de pintura, en ocasiones, adquiere dimensiones artísticas lindantes con lo genial.


Luis Meléndez o Menéndez


(Nápoles, 1716-Madrid, 1780) Pintor español. Formado en el ámbito familiar -su padre fue pintor de cámara del rey Felipe V-, destaca por la mesura compositiva y por el realismo de sus obras. Tras una estancia en Roma y en Nápoles, ejerció la miniatura y el retrato; sin embargo, la parte más representativa de su obra está constituida por los bodegones, que le vinculan con los realistas españoles de principios del s. XVII.


LOS BODEGONES


Curioso género este de los bodegones, también llamados a veces "naturalezas muertas". En estos cuadros no sucede nada especial, no aparecen escenas mitológicas, religiosas, bélicas, o costumbristas, la verdad es que no hay escenas de ningún tipo. Tampoco nos es posible descubrir aquí paisajes o personajes retratados.
El bodegón nos suele mostrar un interior, bien de una habitación o bien de una cocina y sobre el alféizar de una ventana o sobre una mesa se disponen una serie de elementos naturales inertes como por ejemplo frutas, verduras, carnes y pescados.
También pueden aparecer utensilios de cocina como platos, jarras, cubiertos, cuencos, vasos, etc.
Durante mucho tiempo, el bodegón fue considerado un género menor, secundario frente a los grandes géneros pictóricos. Los artistas preferían dedicarse a los retratos y a las escenas religiosas, normalmente mejor pagadas y consideradas por la sociedad. No obstante, grandes pintores realizan bodegones (Zurbarán, Goya, Dalí) e incluso algunos llegan a especializarse en ellos (Luis Meléndez, Sánchez Cotán). Otros incorporan a sus lienzos trozos que son auténticos bodegones, es el caso de Velázquez.


Los alimentos y los objetos representados suelen resaltar sobre un fondo neutro (negro, pardo o gris) que no nos distrae de su contemplación. El tratamiento del tema es minucioso y veraz, el realismo es máximo. La observación tranquila de estos bodegones que exponemos seguro que te gusta. Observa el polvillo natural de las uvas, la piel de las manzanas, de las cerezas, la pelusa de los melocotones, el color de las fresas y de los espárragos, las superficies cerámicas, etc.


El perfecto dibujo, el cuidado claroscuro y el rico colorido completan la sensación de realismo y cercanía de todo lo expuesto.

Fíjate que algunas frutas son más pequeñas que las actuales y que presentan irregularidades, eso es debido a que se trata de productos agrícolas absolutamente ecológicos y naturales. En aquellos tiempos (siglo XVII) no existían los plaguicidas, insecticidas y otros productos químicos que logran frutas grandes y perfectas pero ponen en peligro el ecosistema y nuestra salud.
¿No te apetece dar un mordisquito a la sandía? ¿Y tomar unas refrescantes uvas? ¿O hincarle el diente al queso? ¿Y las tentadoras cerezas?


Los bodegones suelen colgarse en comedores, cocinas y restaurantes para ambientar a los comensales y resultan muy apropiados para estos lugares. Los encargantes eran siempre burgueses adinerados, que no pasaban hambre y deseaban ostentar su condición social de potentados.
Bodegón con uvas y manzanas.

















































































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